En Fernando Clemente (Jerez de la Frontera, 1975) lo orgánico convive al límite con unas estructuras desdibujadas que le confieren un carácter de gran espontaneidad. Son obras poéticas que dialogan muy directamente con el espectador, evitando los prejuicios y explorando las posibilidades del medio desde la no figuración. Sus cuadros parten de la intuición, juegan con la ironía, se constituyen a partir de una mundología extensa y flexible que es porosa a las cosas que ocurren a su alrededor.

No existe en sus planteamientos un relato unívoco, más bien lo contrario: en su pintura prevalecen el disfrute y la emoción en el descubrimiento, el saber dejarse llevar por un territorio abierto que debe asumirse como un campo de pruebas donde el error o la casualidad tienen cabida.

Sus trabajos forman parte de importantes colecciones institucionales como CAAC, Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Sevilla), CAC Málaga (Málaga) o UNIA, Universidad Internacional de Andalucía.