Después de su última exposición en la Galería Rafael Ortiz en la primavera de 2006, en estasegunda versión, Suárez sigue mostrando preocupación por incorporar una serie de términos críticos, obsesivos y constantes en su obra, términos insistentes como las propias imágenes: tensión, negación, ambición, recuerdo, repetición, ironía. Términos que emplea para distanciarse de su propio código.
Sobre una apariencia dimensional en la que el plano se quebranta, el orden que rige la geometría que lo sustenta desaparece en un recorrido incesante de lecturas reiteradas,  dialéctica que compromete su propia base. Los ritmos cambian voluntariamente reordenando o interrumpiendo pasajes o paisajes evocados a través de esa desasosegada geometría de construcción racional. 
A veces sugerente en la aplicación de la pintura, colocada con cierta intención de velar, rasgar. Otras raspando con violencia la superficie pictórica, de gama ácida y pigmentos que no conceden respiro. Cuerpos opacos iluminados, resquicios despojados de luz. Amarillos que adquieren tonos imprevistos, tratando de parar el tiempo en breves y  descoloridos instantes.
Particular sistema de debate personal, equilibrio entre lo armónico y lo arbitrario.

Ha realizado numerosas exposiciones por España y EEUU y su obra se encuentra representada en importantes colecciones y museos como el Museo Reina Sofía de Madrid, Patio Herreriano de Valladolid, Museo de Arte Contemporáneo de México…